Murillo (1618-1682)

BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO (1618-1682) PINTURA BARROCA ESPAÑOLA ESCUELA SEVILLANA

Bartolomé Esteban Murillo nace en Sevilla donde consta la fecha de su bautizo, en 1618, en la iglesia de La Magdalena. Fue uno de los más importantes pintores españoles de la escuela barroca sevillana. De familia acomodada (su padre era cirujano) debió tener una infancia tranquila. En 1644 ingresa en la Hermandad del Rosario de la parroquia de La Magdalena y también perteneció al Gremio de Pintores de San Lucas. Se casa en 1645. En torno a esta fecha comenzó a recibir numerosos encargos que le consagrarían como pintor favorito de su ciudad natal. En 1568 viaja a Madrid donde debió permanecer dos años y donde conoció a Velázquez. Trabaja sobre todo para las órdenes religiosas. En 1660 funda una Academia dedicada a la formación de artistas que fue apoyada por la la aristocracia sevillana y que desaparecerá años después, aún en vida del pintor. Muere en abril de 1682, como consecuencia de una caída durante la ejecución del retablo mayor de la iglesia de los Capuchinos de Cádiz.

Murillo fue un hombre de gran devoción y una religiosidad acorde con la ideología de la Contrarreforma que nos transmite en la concepción de sus obras.

Su estilo presenta un claro dominio del dibujo, la luz, el color y la composición. Evoluciona desde la influencia inicial del naturalismo tenebrista hacia una paleta cada vez más variada y una factura suelta, con personajes realistas y populares, recreándose en la representación de los objetos que acompañan a las escenas. Es un estilo humano que llega a los fieles para acentuar su fe a través de la emoción tranquila y sosegada, sin cruenta teatralidad, fomentando una devoción sentimental.

Aunque realizó algunos retratos y autorretratos, su fama la adquiere con sus obras de tema religioso y las que representan la picaresca infantil de la época.

Entre la multitud de obras religiosas realizó pinturas para retablos y altares, series como la del desaparecido convento de San Francisco, en Sevilla, a la que pertenecían San Diego dando de comer a los pobres y La cocina de los Ángeles, los cuadros encargados para la Hermandad de la Santa Caridad con pasajes evangélicos sobre la Caridad (la Multiplicación de los panes y los peces, la Curación del paralítico, el Regreso del Hijo Pródigo), una serie de lienzos para la catedral de Sevilla (San Isidoro, San Leandro, el Bautismo de Cristo, San Antonio). Son muy importantes los cuadros relacionados con la infancia del Niño Jesús (La Sagrada Familia del pajarito, El Buen Pastor, los Niños de la concha) con los que conmueve a los fieles por medio de la ternura que inspira. También realizó Vírgenes con el Niño, con influencia de Rafael. En consonancia con la ideología de la Contrarreforma difunde la representación de la inmaculada concepción de la Virgen, siendo significativas sus Inmaculadas (la del Museo de Sevilla, las del Museo del Prado) en las que representa a la Virgen como una mujer joven, de gran belleza, vestida de blanco y azul, dirigiendo su mirada al cielo, rodeada de ángeles y nubes y pisando una serpiente o una media luna, símbolo de Lucifer.

En sus obras realista, de género, muestra gran delicadeza en la representación de los pícaros y mendigos y rehuye la plasmación del dolor y la miseria mostrando la triste realidad con una visión amable que inspira la caridad. Así podemos comprobar en El niño espulgándose, Niños comiendo uvas, Niños comiendo melón, La pequeña vendedora de fruta, Vieja espulgando al niño o Los jugadores de cartas.